viernes, 26 de febrero de 2010

¿Amor?



La sencillez de aquella palabra permanecía en mi cabeza, me encantaban los suspiros que dejaban en mi corazón y las lágrimas que me hacía derramar. Era una forma de expresar lo más diminuto de mis sentimientos.

Cada noche me introducía en mi libro favorito, era una forma de evadirme del mundo y crear mi utopía tan surrealista en la que yo, era capitana de mi destino y de mi alma. Casi siempre soñaba con lo impredecible y eso me gustaba, era una de tantas maneras de las que podía pensar y seguir adelante con todo lo que deseaba, con toda el alma y empeño puesto en ello.

Nada más empezar la primera línea mis ojos alcanzaban mayor velocidad, mi corazón se aceleraba y a la vez se sumergía en cada idea de lo narrado. Últimamente todo me identificaba, estaba más sensible de lo normal y para colmo todo hablaba del mismo tema… un amor no correspondido.

Suelen decir que en esta etapa de la vida, la adolescencia; es lo más natural…pero a mí me empezaba a cansar los mismos juegos de siempre. Era como vivir un amor idiota, tú te enamoras de una persona, y él se enamora de otra. Suena irónico y quién lo diría… ¿a quién no le ha pasado esto alguna vez en la vida? El amor se estaba volviendo para mí en algo secundario y sin más no le empezaba a dar importancia.

Pensé que debía buscar el amor de la amistad y dejar de centrarme en buscar un alma gemela que me complementase. Pero no, eso no me bastaba… siempre había sentido una ausencia, el anhelo de que alguien te valorase tal y como eres; de expresar los sentimientos con sólo un cruce de miradas… era tan inocente, tan inmadura… y siempre resultaba la misma pregunta, ¿qué es amor?

Es verdad que había vivido algún que otro romance, pero aún no sabía que era sentir el amor verdadero y tal vez no lo sentiría hasta dentro de mucho tiempo. Siempre me había parado a pensar cómo algo tan diminuto podía ir creciendo día tras día en tu interior, perder el juicio por alguien de tal modo que todo lo racional se vuelve irracional y las palabras susurradas con más sentimiento y sentido si salen de tu boca envueltas de un sentimiento puro y transparente…

Todo se vuelvía más frágil como una delicada rosa cuyos pétalos podían florecer o simplemente marchitar, creo que así es el amor… El amor es un sentimiento que se va cultivando día tras día, a veces florece de lo más pequeño a lo más grande; otras… marchita sin más dejando rastros de pétalos por cualquier lugar que pase dejando aquella huella de tristeza y soledad.